sábado, 17 de enero de 2009

MUSTACHE, Mario; Edna, la Heroína; Diario El PLaneta, lugar más recóndito del mundo, 2009.

No, de nuevo le repito: soy una persona común y corriente, como lo es usted, como lo es el lector frente a la pantalla leyendo este reportaje. Nada en mí es tan extraordinario que merezca una declaración ni semejante enaltecimiento. Mi nombre es Edna, soy una heroína y nací ayer.

Mire, comprendo su estado de asombro y realmente entiendo que sea difícil de aceptar la magnitud de mi revelación. Yo nací ayer, en un abrir y cerrar de ojos, y si bien hace tan solo un día que existo, tengo veinticinco años de experiencia. Una explicación más esclarecedora que ésta no puedo darle lamentablemente. ¿Cómo es que la vida se tornó corpórea en usted, señor? ¿Por qué tardó tantos años en crecer? Son preguntas retóricas a las que no puedo darles una respuesta satisfactoria. Como le dije anteriormente, no hay nada de babilónico en mí.

Sí, soy una heroína. No me jacto de ser una heroína ni tampoco presumo de ello, como supone usted; simplemente, nací siendo una. Así como usted nació con cualidades innatas a su naturaleza, inquisidor, un tanto fisgón y con flamantes bigotes, yo nací siendo una heroína. No puedo negar lo que soy ni mucho menos pretender ser otra, con características distintas. Tarde o temprano, todo sale a flote, y encubrir la esencia que llevamos dentro es meramente retrasar lo inevitable.


Estimo que vine a la vida para vivirla, sin muchas vueltas. No tengo un derrotero para seguir al pie de la letra. Sinceramente, no me pregunté antes de nacer cuál iba a ser mi pauta de vida, mi objetivo final. El camino me indicará el rumbo a medida que lo vaya transitando, porque, ¿cuál es la gracia de comenzar a existir conociendo de antemano la ruta por recorrer?

Mire, disculpe que lo interrumpa, pero insisto en que esta entrevista carece de buen sentido. No soy popular ni hice algo benemérito como para merecer esta distinción.

Simplemente, me llamo Edna y soy una sencilla heroína que está aquí para vivir la vida…

viernes, 16 de enero de 2009

Te pensé y comenzaste a existir

El nacimiento de mi heroína no fue ni cercanamente imprevisto. Hacía veinticinco años que la esperaba y hoy finalmente sucedió. Lejos de ser un acontecimiento fuera de lo normal, Edna nació de pronto, no bien la pensé, sin adornos ni maquillaje. De un momento a otro, comenzó a existir.
Como toda heroína, Edna posee un carácter apasionado y extremista, curioso e indagador, volátil e indomable. Es entendible, entonces, que muchas personas etiqueten a mi heroína de fastidiosa y prefieran saltear un blog como este para entretenerse con algún otro que sea menos irritante.
Yo amo todo en mi heroína.
Y aquí, en este espacio, Edna extenderá el dominio de su existencia aún verde y dará rienda suelta a su personalidad que por tantos años anduvo cautiva vaya uno a saber dónde.
Hoy y aquí ha nacido Edna, mi heroína cibernética.